miércoles, 6 de agosto de 2008

Sólo tuvo un novio


Tenía 83 años y sólo tuvo un novio en toda su vida…se llamaba Emiliano y era del pueblo de al lado. Él no sabía que eran novios, no tenía ni idea de las miradas y gestos que se hacían, de las conversaciones que hablaban, de las risas que se echaban, de las respiraciones profundas que surgían cuando el sol les acariciaba en la senara, de los besos en la frente que él le daba o de los besos profundas buscando el sexo del otro con la falda ruborizada que se montaban.

Él no supo nunca lo que era hacer el amor con ella, meterse en la cama de lana con brecha central que todo lo abrazaba y abrazarse fuerte los dos como si el mundo se fuera a acabar. Él nunca supo lo que era despertarse a su lado y como ella le acariciaba el cuello rizado y caliente, los ojos dormidos y la boca silenciosa y con sabor a sueños olvidados. Él nunca supo lo que era desayunar con ella, comer tostadas de queso y café aguado mientras los ojos mantenían tertulias de mañana.

Él no sabía lo que era cerrar la puerta de la casa y ver como ella se quedaba dentro, en una burbuja de jadeos y sonrisas y echarla de menos na más doblar la esquina, querer quedarse en esa cama todo el tiempo con una palangana al lao para no salir mucho del cuarto y un poco de viandas para matar la chicharra del hambre.

Él no supo nunca lo que ella hubiera hecho por él, lo que él hubiera hecho por ella, las broncas que hubieran tenido, los reproches y decepciones pero también las alegrías y tranquilidades, los abrazos y caricias en mitad del pasillo que se hubieran hecho.

Sólo tuvo un novio. Los demás vinieron de los libros que devoraba a cada hora…

Siempre fue mejor vivir en la ciudad de las hipótesis que en la realidad, siempre fue mejor pensar en lo bonito que hubiera sido, en la cobardía de poder decidir qué palabras y besos te pudiera dar en un momento oportuno, en el respeto y la rendición que hubiera nacido mutuamente, siempre fue mejor quedarse sentada en su sillón de skai rojo con tapetes de ganchillo y mirar las pelusas de polvo, que eran náufragos buscando islas en las que sobrevivir del azote del recogedor, en el suelo, siempre fue mejor soñar que no hablar…

Sólo tuvo un novio y lo perdió cuando dejó de soñar.


foto de blacorange_eyes...

1 comentario:

Antonio Norbano dijo...

Candelita, hija (je,je,je...), aquí te dejo tarea: http://antonionorbano.blogspot.com/2008/08/seis-cosas-que-me-hacen-feliz.html
Un abrazo,
ANTONIO