viernes, 11 de diciembre de 2009


-¡Hombre Alfonsi! Dime guapa, ¿qué te pongo?.
-Ay, hija, pos lo de siempre..a ver: manzanas, peras y plátanos…¡ah! Y ponme dos chichimboyas de esas de ahí…pero maduritas,eh!
-…
-¡Míralo!, ¿lo has visto, Alfonsi?
-¿A quién?...
-¡A ese que acaba de pasar!...todos los días hace lo mismo, el cochino…pasa, me coge un tomate de ahí fuera,lo huele, se agarra el pecho, me mira y se va…amos hombre! que caradura! Hay gente mu rara, Alfonsi…mu rara!!
-Ay, hija…y mu enamorá…mu enamorá...

El jueves era el único día que se despertaba antes que el despertador.
El canario esquizofrénico que la chica de al lado tenía en el lavadero piaba como un poseso yonki con el mono a las siete menos cuarto exigiendo, no caballo, sino dosis bestiales de comidademierdadepájarodelmercadonaconvitaminasyterneraconverduras…
La boca pastelosa, dormida y con polillas le daba los buenos días y él sólo podía pensar en tomates…en el rojo…en los labios de la chica guapa de la frutería, en sus ojos pintados de ojeras, en su pelo mal-teñido recogido con una pinza de leopardo rosa, en su escote dibujado por una cadena de oro, en su canalillo carnívoro con su medalla-mosca, en sus brazos tiernos y fuertes, en su barriga llena de curvas y ondulaciones que parecían pedir a gritos un coche que las surcase, en sus caderas redondas y calientes cubiertas por ese pantalón de chándal de “ciertopelo” que las hacía más agradable aún…en sus piernas profundas y dulces…en sus muslos esponjosos y como flanes...sólo podía pensar en ella…
Y su corazón se excitaba y se revolucionaba como lo hacen las hormigas cuando les acercas un mechero con curiosidad infantil perversa…y se revolcaba en su cavidad como lo hacían los rabos separados injustamente de sus amadas lagartijas…y si se miraba el pecho podía ver cómo su piel áspera, blanquecina y peluda se levantaba…y mirar ese palpitar era lo único que le hacía sonreír desde hacía un año…
Miraba su cuarto marrón de hostal viejo…su mesilla y el cenicero donde las colillas hacían juegos de malabares con la ceniza para mantener el equilibrio dentro del cristal, su silla de “eskai”con el centro roto por donde el relleno beige salía a borbotones, la cortina de flores marchitas y apagadas por los soles, vientos, historias, besos, peleas, soledades, vidas rutinarias de vendedores del Círculo de Lectores y de Avón, que había ocultado, miraba las sábanas casi-transparentes que cubrían su cuerpo con ese olor a jabón verde y a ser humano…
Entonces pensó en los tomates y en ella…y el sabor frio de la amargura de saber que jamás le podría comprar toneladas de tomates y así entrar en la tienda y hablarle le sirvió de ducha…

http://www.youtube.com/watch?v=cMs3PCDM8Eg

2 comentarios:

Atalanta dijo...

Muy bueno, de los mejores, dagala

Tu chumarita dijo...

ains apor,que pena...ya sabes lo que me pasa a mi con lo que escribes...