sábado, 19 de julio de 2008

desde el quicio de la mancebía....


Olía a hiedra fresca, a verde, a algo que crecía siguiendo las guías de alambre que la Santa Madame había puesto hacía tiempo, olía a tierra mojada, a sol y aire, a calle recién puesta, a telarañas colgando de las farolas fundidas, a ventanas de madera descascarilladas, a carros pasando con sus verduras, frescas las de arriba, espachurradas y medio podridas las de abajo, en cestos de mimbre viejos, a mierda de caballo secándose con el calor pegajoso de la ciudad en primavera, a gatos rebeldes y excitados que saltan tejados sin ton ni son buscando una gata que lamer, a nubes, a noches de hastíos, a noches diferentes, a noches “absentadas”, a jadeos, a piernas recorridas, a espaldas besadas, a cuerpos indeseados, a sexo no deseado…y ansiado…

Olía a hiedra brotando y abrazando las paredes del cabaret que ella no podía dejar…

Olía a gente, a hombres y mujeres, a niños que perdieron la inocencia sin querer, a hombres que perdieron la cabeza por nada importante como el amor, a mujeres que se tapaban con fervoroso celo su cuerpo deseando ser lo que odiaban, olía a perfume añejo y a status social, a diferencias y divisiones, a categorizaciones, a medias limpias, a sujetadores sucios, a miradas apagadas y de color plata, a bocas llenas de opio, a labios secos de no besar, a besos nunca dados y a besos gastados…a miradas rojas,desafiantes,hipnotizadoras…

Olía a vidas ajenas, a vidas llenas de rutinas, a vidas tristes por el paso del tiempo y por la monotonía de una vida no elegida, a vidas llenas de escándalos minúsculos pero ocultos, a vidas llenas de pequeñas inseguridades que se desmoronan, llenas de ilusiones que se caen y se vuelven a levantar limpiándoles un poco los bordes y diciéndose a uno mismo: “que nadie me mire que lo que cae al suelo es mierda!”, vidas llenas de búsquedas de plenitud aún a sabiendas de la fugacidad de las mismas, vidas llenas de sueños, de anhelos, de dolores, de amores, de pasiones y revolcones, de devotas devociones conyugales y fugaces relaciones extramatrimoniales consentidas, vidas llenas de ostias y patadas, de caricias y puñaladas, vidas llenas de no-vida.

Olía a miedo a vivir…miedo a amar…y no se dio cuenta de que lo que olía no era más que su propio cuerpo, su propio cabello mal recogido con dos pinzas de tender, su propia combinación, hace mucho color rosa, su propia vida….


foto: "Le lapin agile", cabater de París...

No hay comentarios: