sábado, 19 de julio de 2008

la puta y el amor


Ella salió de su casa con un dolor de cabezas penetrante. No sabía si el Puma iría a aquella fiesta que tanto odiaba porque siempre acababan igual...sucias y con un olor indescriptible...un olor que no podía dejar de sentir...no en la nariz sino en la boca del estómago...un olor a sexo sucio y repugnante que le producían arcadas incesantes...

Pero necesitaba el dinero...no quería vivir con la angustia y el insomnio de no llegar a final de mes.

Y lo que más le dolía era que siempre se acordaba de sus padres cuando cerraba la puerta de aquella mierda de habitación en aquel hotel marrón, cuando el dinero en calderilla rodaba por la mesilla coja con la lamparita roja y verde(que en una vida soñada deseaba ser de Tiffanis(o como se escriba) o de imitación buena...las lámparas son muy listas...), cuando desdoblaba los billetes rotos,gastados,nuevos, con olores y sabores diferentes, con nombres o números escrito...

A veces, en las frías y dolorosas mañanas de febrero, los cogía y se dedicaba a imaginarse por cuántas manos habrían pasado...qué historias escondían...qué habrían comprado(o a quién...porque ella pensaba que todo el mundo tenía un precio...)...era un rato para ella y la suciedad del cuarto...

Pero esa noche llegó a la fiesta...se sentó en la barra, con los labios encarnados y un poco de carmín en los dientes(conservaba uno de leche aún...la única unión con la inocencia que ella creía que le quedaba), pidió un martini (era glamuroso decía) con una cereza...y cerró los ojos...
Cuando los abrió se había enamorado...y, cansada como estaba, no pudo evitar precipitar su corazón...


foto: imagen del internet

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