jueves, 17 de julio de 2008

la India


"1600 muertos y 30 millones de personas en la más absoluta pobreza después de haberlo perdido todo tras las lluvias del Monzón en la India".

"mecagoenlamásalá" se dijo en silencio, apagó la tele, apuró su café acompañado por su cigarrillo y con paso lento y lleno de tristeza y olor de soledad se dirigió al cuarto...

Cogió un par de mudas, unos pantalones con la goma desecha que su nuera le regaló hace mucho, cuando aún no había olvidao´ como se sonreía, la gorra verde desteñía de la Cooperativa de tomates de Manolo, una toalla de flores marrones y rojas de la boda ("la única bonita que tenemos, así que solo pa´ cuando venga alguien importante a casa", decía la Carmela...y él se reía porque ¿quién iba a venir?,¿ el rey?...coila, que graciosa era esa mujer) y el neceser negro con la cremallera roja que tantas heridas en su cara y en su corazón habían guardado junto con las maquinillas Guillete (todos los domingos estrenaba una nueva pa´ que la Carmeli le besara a gusto escuchando esa canción de güichimini que tanto le gustaba...)...y cerró la maleta.

"vaya..."...no cerraba bien, las bisagras tenían tanto polvo como sus ojos que no habían visto otra cosa más en su vida que el pueblo…bueno, y Portugal, que una vez fueron…pero es como seguir en España,¿no?.

Con paso aún más cansado fue al doblao´ a coger una caja que tenía allí vetetuasaberporqué…Metió unas cuerdas de pita, una azada, un cojín, unos algodones y un botealcohol, unos morcones y chorizos coloráos y blancos, un trozo queso que le había dado la Agustina y que aún no había tocado, un pan Bimbo de esos de ahora(el pan normal se iba a asentar demasiado), unas bolsas del Spar y ropa vieja de sus hijos que estaban allí apiladas en las esquinas del corral…
Miró unas sabanas con manchas de placenta reseca de la gata de su mujer…una gata , que como ella, no pudo con la pena inmensa de no ver morir a sus hijos que de la noche a la mañana desaparecieron en la cuneta aquella…”putoscoches”…fue lo que dijo su mujer…y volvió a hacerle gracia porque ella nunca decía tacos…

Se aseó, meo y se fue a la estación a por el primer tren que le llevase a la India…él no sabía cómo llegaría pero por si acaso echó dos bocadillos de tortilla y una bota de vino del Piru. Él no sabía si en la India le iban a entender cuando los ayudara a levantar las parcelas y las casas, a sembrar arroz porque “con tanta agua a vé que iban a hacer” y a poner cartones y tablas en las puertas para que no entrara la condená´ de la lluvia que es mu´ traidora. Él no sabía hasta cuando iba a quedarse…pero,”chacho”, la imagen de aquella pobrecita mujer sola, con los ojos secos y rojos de no quedarle ya más lágrimas buscando a sus hijos en aquella senara inundá le recordó tanto a Carmela, su Carmela, que decidió que esta vez sí iba a hacer algo, que esta vez no e iba a quedar parado y sin sangre.

Y para la India que se fue…

1 comentario:

arb dijo...

Bueno, relatos y relatados a la vieja usanza de los maestros del terruño extremo... Hay cosas peores, desde luego.
Seguiré de cerca esta manifestación en la cosa reticular, que digo.
Bienvenida.